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Momentos felices

Las lolitas me han dado innumerables momentos de felicidad... sexual, claro. Algunos de ellos pude registrarlos y los comparto con todos ustedes, junto a algunas memorias que la vejez se encarga de esfumar.

Ésta es Solange, modelo de mi agencia. Follaba como las diosas, pero era muy estúpida. En la foto ella descansaba después de hacer el amor conmigo durante todo un día en mi estancia.

Katrina quería ser modelo, pero no le daba el piné. Era muy melancólica, se enamoró de mí, o eso decía para que la contratara. Aproveché y me la cogí, era una perra en la cama.
Nunca la llevé a mi agencia, pero quedó lesbiana gracias a mí, estoy segura.


¡Ay Valeria! Una de mis favoritas. Amante, topísima model, novia secreta, cumplí con ella todas las fantasías sexuales, bizarras y sádicas que una mujer puede practicar con otra. Al fin me la robó Don Ramón... viejo verde, sabe elegir muy bien a sus presas, decía que la había buscado durante siglos.


No recuerdo el nombre de esta rubia, pero sí cómo me la cogí después de esta foto.


Me gustaba mucho atar así a las ninfetas. A todas, al menos una vez, las mantenía así durante días para provocarles los más terribles dolores y placeres.

Tener a Rocío en mi cama fue uno de los placeres más intensos y prolongados de mi vida. Era alumna de mi colegio. Apenas la conocí supe que sería mía.

Soledad era una pobre chiquilina. No me costó nada llevarla a mi casa y poseerla. No era especialmente linda, ni carismática, ni tenía un cuerpo llamativo, pero me volvía loca su boca, pasaba eternos ratos besándosela. Nuestra relación duró mucho más de lo imaginado. Fui su desfloradora y se me pegoteó. Me ayudó a cazar a varias de sus compañeritas bonitas.
Aquí está en mi cocina. No puedo describir las cosas que le hacía allí.


Entre mis vivencias favoritas, el forzar a 3 chicas bellas a tener sexo entre ellas figura en primer lugar.


Noelia, otra belleza incomparable. Le encantaba que le hiciera la cola. A mí me encantaba besarla. Me cogía como ninguna, era muy puta. La forcé a abandonar a su novio a cambio de una relación sadomasoquista conmigo. Fue mi novia durante 1 año.

Uno de los momentos cúlmines en la conquista de una lolita es cuando ella se te regala. Esta colegiala se recostó en mi sofá y me miró así. Algún favor me había pedido, no recuerdo cuál.
Me acerqué a ella. Creía que me inclinaría a besarla, pero no. Le arranqué la camiseta, la abofeteé varias veces, le quité la bombacha y le metí el  puño por abajo.

Es maravilloso tener tanto poder sobre las adolescentes hermosas. Creen que una es débil porque las mira o intenta seducir. Esta belleza pensó que sólo le arrancaría un beso. Tenía unos labios delicadísimos, aún recuerdo las sensaciones que me produjeron al besarlos.
Le bajé el pantalón contra su voluntad y la chupé, ¡Dios, qué sabor tan dulce el de ese coñito!
Cuando acabó, pensó que todo había terminado. Error. La tomé del pelo y la arrastré hasta mi cama. Allí la penetré varias veces. Me costó varios días amansarla, pero finalmente logré convertirla en mi esclava sexual.

Lorena. Paradigma de lo que una chica de barrio haría por dinero y fama. Ella era muy chiquilina cuando empezamos a noviar, teníamos sexo a escondidas en mi colegio cuando yo era directora. Me gustaba mucho hacerla sufrir.

Madame Marie