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La chica de mis sueños

Esta es Alexa, una alumnita de mi colegio.
Me fascinó desde el primer instante en que la vi.
Obviamente traté de seducrila, la acosé durante años, hasta encontrarle su punto débil.

Un día en que el colegio entero celebraba la graduación de sus alumnos de 5º año, la cité en las escaleras. Todos estaban en el salón de la planta baja. Sólo nosotras estábamos allí.

Le dije que si quería aprobar el curso debía mostrarme las tetitas.
Alexa dudó unos momentos, pero me dio el gusto, a regañadientes.

Le pedí que no sea tan vergonzosa y me mostrara todo. ¡Dios, qué senitos tan bellos tenía esa pendeja!

Le expresé mi admiración por sus tetitas, y ella se conmovió, ¡me agradeció!


Moría por verla toda desnuda. Ella estaba muy tensa, temía que alguien apareciese en cualquier momento. Me gustaba esa tensión, pero la chica no se relajaba.
Me le acerqué para abrazarla y besarla, pero se puso seria y me pidió que nos viéramos otro día.
Había estado a centímetros de besar su boca y sus pezones. La invité a mi mansión y dijo "Tal vez".

Unas semanas más tarde, Alexa estaba en mi jardín, increíblemente bella, y mucho más relajada.
Se había vestido muuuuy sexy y había venido decidida a aprobar su año, a pesar de que oficialmente tenía muy buenas calificaciones. Es que Alexa era una alumna modelo.Orgullosa y temerosa, se descubrió los senos, esperando que reitere mi halago.
Le dije que quería verla completamente desnuda.
Alexa se quitó toda la ropa para mí, hasta las medias. Era perfecta esa chica, pude ver cada detalle de su cuerpo, sin hallar el mínimo defecto.
Alexa caminó frente a mí, junto a mí, así, desnuda. Mi sangre hervía de deseo. Ya no quería sus tetas solamente.
Le pedí que se masturbara delante mío. Lo hizo sin convicción, pero me permitió ver los pliegues de su feminidad.
Mi obsesión ya era otra.


Primero la dejé en manos de Don Ramón, quería ver cómo le perforaba el clítoris.



























Fue un espectáculo maravilloso.
Luego vino mami, para curarla y consolarla. No se imaginan lo cariñosa que fue desde entonces conmigo.

Madame Marie