
Don Ramón tiene muchas manías.
Una que a mí me pone caliente como una pava hirviendo es la cirugía. Le encanta llevar a algunas de mis modelitos a la clínica privada de su amigo, el Doctor Menguele, e improvisar una intervención quirúrgica sobre la jovencita, generalmente sobre zonas erógenas, obvio.
Las chicas van convencidas por mí de que se ganarán un dinerillo extra por una simple cita con un médico. Algunas se ratonean bastante con el perfil profesional.

Pero cuando ven las intenciones de mis clientes, tratan de huir, gritan como locas, corren pero fácilmente las neutralizan Ramón y Menguele pinchándolas con un par de jeringas.
Yo sólo filmo.
Lo que he visto en esas orgías de sangre y dolor no puedo describirlo ni adjetivarlo. He llegado a mearme y tener 9 orgasmos pajeándome viendo la escena sin interrución.
Lo peor siempre fueron los gritos de las chicas, pero ellos no les tapaban la boca. Parecía que los mantenía excitados esos ensordecedores chillidos, no sé cómo los soportaban.
Ellos arman una fantasía: la chica que visita al ginecólogo, la psicótica que necesita tratamiento de shock, la sucia que viene a sacarse una muela, la tarada que viene a hacerse una liposucción.
Las operaciones duraban horas, y de vez en cuando debían inyectarle algo a su "paciente" para devolverle la consciencia. La pauta de ellos era que la chica no se perdiera nada de lo que le hacían.

Cuando se aburrían de la operación, llevaban a la chica completamente desnuda a un yacuzzi y allí la lavaban y se la follaban alternándose, sin forro, claro.
Llegué a contarle 5 polvos a Don Ramón en una misma noche. Todo un récord para un sexagenario como él.
El Doctor Menguele era un poco más joven que mi amigo. Una noche, a una muñequita rubiecita le acabó 9 veces adentro, en la boca y el vientre.
Ésta era la idiota:




Pronto les contaré otras aventuras de mi amigo Ramón.
Cheers.
Madame Marie