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Naira

A Naira la conocí en las revistas y me enamoré a primera vista.Decían que apenas tenía 12 años entonces. Busqué su nombre en los catálogos y por internet, me costó algún esfuerzo hallarlo.
Era bellísima.
Me prometí que cuando montara la agencia la haría mía.
Esperaba cada nueva campaña suya para recortar sus fotos y guardarlas en mi carpeta "Naira".
Pasaban los años y se notaba su crecimiento.
Nunca mostraban su colita, y yo estaba obsesionada con vérsela, juraba que sería perfecta.
Me masturbaba pensando que era una compañerita suya en un pijama party y que nos quedábamos solas y empezábamos a acariciarnos y a besarnos y hacíamos el amor...
Miren qué cuerpo perfecto:
Quería tenerla en mi mansión vestida así todo el día, para poder besarla y toquetarla.
Y cuando empezó a posar más "putita", no aguanté más.
Moví mis contactos para llegar a Naira, pero era muy difícil.



Y por fin, vi la primera foto donde se insinúa la perfección de su colita. Daba cualquier cosa por encontrarla así y hacerle un servicio anal completo.
Hasta que un día supe que estaría en una playa de Punta del Este, volé hacia allá y la encontré entre la muchedumbre.
Pude estar frente a ella y quedé tarada, apenas pude tomarle una foto, y se me escurrió entre la gente. Miren qué belleza... como para no estar enamorada...
La nena crecía y otros la tenían, me moría de envidia.
Acá es cuando empezó a mostrar más el culo.

No necesitaban meterle tanto Photoshop.

Y empezaron las producciones más "hot".
Estaba yo obsesionadísima con su colita.
Deliraba con abrírsela al máximo.

Pronto aparecieron los tan ansiados desnudos... bueno, semidesnudos.
Ya estaba crecidita, y yo afinaba mis contactos para llegar a ella.


Hasta que un verano supe que iba a estar en una playa cercana a mi mansión.
Fui al balneario durante una semana, y finalmente al octavo día ella apareció, y pasó enfrente mío, obviamente sin percatarse de mi presencia. Eso me dio bronca.

Pude tomar mi cámara y le tomé esta foto:
¿No es una diosa? Es perfecta por donde se la mire, encima morocha, toda redondita. Esa cara, esa boca, ese mentón, esa nariz... pronto serían mío, me prometí y me mojaba toda bajo mi bombacha Caro Cuore, igual que su bikini.

Como entonces tampoco se dio cuenta de mi existencia, la estuve siguiendo y observando los días siguientes. Iba todas las mañanas a la playa.
Un día fue sola y me atreví a acercármele.
Me miró con esos ojos hipnotizantes.
Hice mi presentación pomposa y quedó sorprendida. Le dije que seguía sus campañas desde que ella tenía 12. Le molestó un poco ese comentario.

Charlamos un poco de su vida profesional y de la mía también.
Le propuse venir a tomarse fotos en el estudio de mi agencia. Al principio lo rechazó pero cuando le hice la oferta concreta aceptó inmediatamente.

Ese día en la agencia estábamos las dos solas, obviamente.
Así que pude pedirle hacer algunos desnudos. Se negó, pero cuando dupliqué la oferta aceptó.
Por fin podía verle esos senitos... ¡Dios, eran perfectos!
Ella estaba tan sexy, parecía que había pasado una mala noche, lucía cansada, y eso me excitaba intensamente.

Le tomé estas fotos, un poco cursis, pero qué importa.

Ese pezón... mejor no adelanto nada.

Yo no aguantaba más, dejé de disparar y le dije que quería hacer el amor con ella, así nomás, sin prolegómenos. Me miró con la peor cara de culo, y aun así era preciosa.

-Sos una vieja degenerada -me dijo con total serenidad-, ni en pedo me acuesto con vos.
Entonces le hice otra oferta que no podía rechazar.
La pensó unos segundos.
Creí que diría que no. (Obviamente tenía todo preparado para esa contingencia)
Para mi felicidad Naira dijo algo así como: "Bah, está bien. ¿Dónde lo hacemos?"
Dejé la cámara y fui directo a ella, la tomé de la mano y la llevé a la habitación contigua al estudio donde suelo follarme a las chicas.
Cerré la puerta con llave. "¿Tenés miedo que me escape?", dijo socarrona.
Fui hacia ella para abrazarla y encajarle un beso. Fue uno de los besos más dulces y largos que recuerde. Naira me besó como ninguna otra chica antes, era una profesional en esto de cumplir tratos.
La acosté, me desnudé y me recosté sobre ella par chuparla toda... Sí, toda, la lamí con desesperación por todas partes, los muslos, la pancita, la cara, ¡y sus tetitas, ay Dios que tetas tan perfectas, redondas, firmes, carnosas! Me daban tantas ganas de morderlas hasta arrancárselas... A ella le encantaba que le chuparan las tetas.
La masturbé, le chupé el coñito y el culito, y luego vino la cópula como Dios manda.
Naira se impresionó al ver mi prótesis peneana, pero mucho más impresionada quedó de cómo me la cogí. Le di con tanto vigor que pensé que lograría romperla. Naira gimió todo el tiempo, sé que la hice acabar más de dos veces.
-Cogés como un tipo -me dijo jadeando como una perra cuando confesaba que iba por el cuarto polvo.
Ella era muy activa, nos revolcamos en la cama por horas.

Estuvimos saliendo por unos meses. Íbamos a cenar, al cine, al teatro.
Y nos las arreglábamos para apretar en baños y pasillos, eludiendo las miradas curiosas.
Yo realmente estaba enamorada.
Ella estaba feliz de recibir mi dinero en su cuenta bancaria.

Llegó el momento entonces de combatir el aburrimiento.
Le ofrecí mucho más por hacer felices a mis clientes, amigas y amigos.

Cuando los conoció no quiso saber nada, pero al saber que me perdería si no aceptaba, cambió de parecer.

Un día la tomé por sorpresa y la llevé a la mazmorra de mi mansión. Allí le hice lo que ninguna chica puede resistir.

Naira me miraba con odio, más que con miedo.



La hice chillar como cerdita. La filmé.




A la semana siguiente, Naira acudía ante su primer cliente.

Al principio le costó.

Odió chuparle la concha a la senadora.
Pero después se adaptó y fue de las mejores.
Aquí está con un juez.

Acá con un gobernador.


Éste es Adolfo, mi casero.
Por segunda vez con el juez, parece que se gustaron:

Acá con Jacobo, agroexportador:



Con el dinero que me hizo ganar Naira con estos favores carnales y la pornografía derivada de ellos, recuperé, hasta ahora, el doble de lo que invertí en ella.

Hoy Naira está en mi agencia, seguimos siendo amantes temporarias y compartimos orgías con los carcamanes de mis clientes y amig@s, tod@s ell@s políticos, jueces, grandes empresari@s.

Madame Marie