A esta colegiala la llevé a casa prometiéndole que la ayudaría con una materia. Me enloquecían sus tetas bajo la camisa del uniforme.
Apenas quedamos solas, la cagué a trompadas, le arranqué la ropa y la arrinconé. Le di ese aerosol y le ordené que se lo meta por la conchita.
Le costó sudor y lágrimas, gimió como una cerdita la pendeja, pero finalmente se lo comió entero.
Quedó tan shockeada que fue fácil llevármela a la cama. Era un bombonazo. Fue mi amante esclavita durante los 3 años de secundaria que le quedaban.
Madame Marie