Comestibles

Una de las cosas que más fácil me resulta con las chicas es conseguir que me muestren las tetas. A veces pienso que es por orgullo: la ven a una tan decrépita y caída, que exhibirle la firme belleza de sus carnes les genera un placer irresistible, orgásmico para algunas.

A esta alumnita le pedí eso a cambio de un favor académico menor. Hacía semanas que me aguantaba las ganas de verle esas redondeces turgentes que se me negaban bajo su uniforme.
La convencí confesándole que me moría por comérselas. Se ve que esta expresión le resultó simpática y la indujo a abrirse el vestido. Lo que la adolescente no sospechó es que la mía no había sido una mera expresión de deseos.
Luego de esta experiencia medité largo tiempo sobre convertirme en caníbal.

Madame Marie